miércoles, febrero 25, 2009

Clandestina

"La paz que haz elegido
es peor que mi guerra.
Aquella cama nido
parece de un hospital"
Joaquín Sabina
Camas Vacías
Nadia Nehls Martínez
Futiva vienes, en silencio, buscando tu nombre entre mis líneas, tratando de encontrarnos entre mis párrafos... O tal vez no tanto al nosotros que fuimos, como sí al mar que fuisté entre mis sábanas y que hoy te borran.
Furtiva vienes, absurda, a tratar de reconocerte entre mis letras. Buscando tu imagen en mis párrafos y tu nombre en mis trazos. Tu nombre, no las palabras con las que te presentas ante los otros. Tu nombre, el que te daba entre mis sábanas, cuando yacías desnuda después de la tempestad. Tu nombre, no el que él susurra a tu oído cada noche. Tu nombre, el que sólo tu y yo conocimos.
Furtiva vienes y en silencio lees. Buscandote, que es otra forma de decir buscándonos.
Furtiva vienes y esperas aquí encontrarte, mientras borras las huellas de mi presencia y me niegas antes los demás y ante tu propio recuerdo... Y aún así vienes, buscando tu nombre entre mis letras, como antes encontramos tu cuerpo entre mis brazos.
Pero no es ya tu nombre el motivo de mis trazos, ni tu imagen anida ya entre mis líneas... No es ya tu ortografía la forma adecuada de escribir futuro, ni tu esperanza acompaña mis madrugadas.
Te recuerdo, sí; ¿cómo no hacerlo? Eres parte de quien soy de lo que de ti aprendí y aprehendí no puedo deshacerme, pues sería negarme... Pero sólo eso; te recuerdo.
Furtiva vienes y, buscándote, tal vez te des cuenta de que por fin de ti me he despedido.
Nehls Martínez Nadia
Mario Stalin Rodríguez

P.D. que actualiza
en la sección de links, tras el velo oscuro cambia a

Misma autora y ojalá actualice más seguido.

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jueves, febrero 19, 2009

FELICITACIONES NECESARIAS

Según mis cálculos deben ser las 00:00 Hrs. en Valencia... Así que es hora...



FELIZ CUMPLEAÑOS REBECA
ha valido la pena...



Rebeca Ibañez Arnal

Ya está, abajo el post de esta semana

(trazo y tintas: Mario Stalin Rodríguez. Color: Irredenta)

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miércoles, febrero 18, 2009

INESPERADOS

Mario Stalin Rodríguez

A veces él no dormía… Para qué engañarnos; casi nunca dormía. Pasaba las noches en ocupaciones diversas, trabajando cuando había pendientes en los cuales trabajar, escribiendo cuando la inspiración o la urgencia se lo exigían, dibujando cuando la urgencia o la inspiración atacaban, leyendo, viendo películas o simplemente matando el tiempo frente a su pantalla. Casi nunca dormía… Para qué engañarnos, su insomnio era permanente.

A veces ella se aburría… Para qué engañarnos; ella se aburría casi siempre. Pasaba las clases tratando de prestar atención a quien nada nuevo aportaba, anotando obviedades o distrayéndose en los laberintos de la red, intercambiando bromas insulsas con quienes son fantasmas a la distancia. Ella se aburría casi siempre… Para qué engañarnos, sus clases la desesperaban.

Así se encontraron; a la distancia, inesperados… Así empiezan las historias que vale la pena contar.

P.D. que anuncia
Este Viernes a las 00:00 Hrs. (tiempo de Valencia, España), nuestra programación vuelve a interrumpirse sólo para felicitar a quien merece ser felicitada... Estén atentos a su monitor, gracias.

P.D. que refuerza la estanteria
Pues nada, que dentro de la sección Lo que la gente cree que merezco:
El Premio Cabellos de Acero de la Duquesa de Katmandu
y un simpático video manofacturado por el Kanif, que me espia.

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domingo, febrero 15, 2009

BCD

Lillian Ledezma Izaguirre
Porque el asunto no es si te deseo.
El asunto es que también te deseo.

Como lo prometido es deuda
BIG CULO DAY
en el blog del Hutopo
El Miércoles regresaremos con nuestra programasión anormal...

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miércoles, febrero 11, 2009

CERCANÍAS

de la compañía de los náufragos

Queda dicho en su momento y la redundancia vale la pena; somos nosotros mismos en tanto somos capaces de ser los otros. Queda dicho en otro momento y la redundancia vale la pena; en este los otros que somos, las compañías que se miden en océanos y subcontinentes tienen un lugar importante.

Porque no nos nutrimos únicamente de quienes a nuestro lado andan; a veces, cuando tenemos suerte, encontramos a nuestras compañías inesperadas a través de las letras y de los mares.

Por eso estas escuetas líneas en estas fechas en las que el comercialismo nos dice que celebramos la amistad y la compañía, para celebrar a mis compañías extrañas y darlas las gracias por habernos encontrado.

Mario Stalin Rodríguez


P.D. que anuncia
Porque El Jefe lo pide y porque
vale la pena... Este Lunes 16 de Febrero, a las 00:00 Hrs. de la ciudad de México, completamente off topics y fuera de horario habitual de actualización, este blog se suma al:
Y porque siempre es bueno tener pretextos para poner culos (reconoscámoslo).

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jueves, febrero 05, 2009

HOMENAJE A DESTIEMPO

Inge Roeniger Desatnik:

Hace mucho que no pienso en ti... Y eso es grave, porque hubo un tiempo en que fuiste el foco de mi atención, no el único de aquel entonces, vamos, ni siquiera el más importante; pero sí con quien más tiempo pasaba.

De eso se tratan, entonces, estas líneas; de agradecerte ahora lo que no agradecí cuando debía y estabas a mi lado. Es decir; de rendirte un homenaje a destiempo.


¿Cómo empezó todo esto?

Te recuerdo aquel primer día, sentada algunas filas atrás de mi. Es raro, no te recuerdo en el propedéutico de dos semanas antes de iniciar la carrera, aunque me dices que estuviste en él.

Te recuerdo, sí, aquel primer día de clases, sentada algunas filas atrás de mi y de quienes ya para entonces conformaban mi universo particular. Recuerdo que pasaron lista y que tus apellidos extranjeros causaron más de una corrección de tu parte.

¿Fue ese día o uno posterior en el que intentaste mantener un conversación después de clases? Te recuerdo hablando de tu hermana y recuerdo haber preguntado sobre tus apellidos. Pero es un recuerdo vago, en aquel entonces mi atención estaba en otra parte.

No compartimos mucho aquel semestre que compartimos clases. Tal vez algunas pláticas casuales, siempre en compañía de quienes era mi universo particular y de quien ya para entonces empezaba a dibujarse como mi foco de atención.

Al final hubo otra plática entre tu y yo, creo, me presentaste a tu hermana y recuerdo haber fingido que recordaba nuestra plática. No estábamos solos, esperábamos la calificación final de una materia en un pasillo, cada uno pasaba a hablar con el profesor de acuerdo a la lista... Y tu apellido y el mío empiezan con la misma letra, una de las últimas del alfabeto.

Así que hablamos tu y yo durante largo tiempo por vez primera... Hasta que ellas, las que ya eran mi universo particular, empezaron a salir para darnos noticias de su respectivas calificaciones. Hasta que llegó ella, quien ya para entonces ocupaba mi paisaje con su sonrisa, quien compartía conmigo no sólo la primera letra del apellido, sino todas sus nueve letras.

Así acabó el tiempo en que compartimos cotidianidades... No, así no empezó todo esto.


¿Cómo empezó todo esto?

Nuestros caminos se separaron, no volvimos a compartir clases hasta mucho tiempo después. Si acaso nos encontrábamos en los pasillos de la facultad bastaba un leve meneo de cabeza o un alzar de cejas para indicar reconocimiento.

Platicábamos rara vez. Creo que me presentaste a tu novio alguna tarde. Obviamente, conocías a quien con su imagen y, cuando era afortunado, presencia ocupaba mis días todos y, cuando era aún más afortunado, sus noches.

No, así tampoco empezó todo esto.


¿Cómo empezó todo esto?

Compartimos de nuevo una clase, creo. Tu intentaste acercarte a platicar. Me pedías copias, apuntes y, algunas veces, ver los dibujos que adornaban mis cuadernos; la mayoría la retrataba a ella, la que a pesar de las cercanías físicas y anímicas, nunca fue presencia completa. Ella, la que en ese entonces empezaba ya a ser ausencia.

Nos acercamos, entonces, por un trabajo académico. Pero no uno de las clase que compartíamos. Tomabas aquella asignatura (¿producción audiovisual?) con amigas mías, hacías equipo con ellas. Fue una de ellas quien me pidió ayuda para un pequeña representación en clases.

Recuerdo que se trataba de ejemplificar los pormenores de una producción cinematográfica a través de una escena de Drácula. Recuerdo haberme negado. Tenía mucho trabajo, dije; no sólo de la escuela, sino del otro, del que me pagaban por hacer.

“Podrás morder a Inge en el cuello” fue su respuesta.

Sí, así empezó todo esto.


De nuestras escasas pláticas y de las clases que compartimos, te recordaba como alguien inteligente y, debo reconocerlo, desde el principio pensé en ti como una de las mujeres más bellas de la facultad.

Pero sólo eras eso; alguien inteligente y deseable. No más trascendente que la mujer que volteas ver en la calle y piezas “wow, que bella” con palabras más soeces. No más importante que la voz que escuchas en la radio o la televisión y piensas “anda, que inteligente”... Solo eso.

Pero mi amiga respondió a mis objeciones con un simple “podrás morder a Inge en el cuello”... De pronto todas mis otras ocupaciones perdieron importancia.


Sí, así empezó todo esto.

En los ensayos nos prestábamos más atención el uno al otro que al trabajo que, presumiblemente, teníamos que hacer. ¿Lo recuerdas? Ocupábamos tanto tiempo en platicar e intercambiar juegos que tus compañeras, mis amigas, debieron regañarnos en más de una ocasión para que recordáramos el motivo por el que estábamos juntos en ese lugar y momento.

Fui yo, lo recuerdo, quien propuso vernos solos, lejos de mis amigas y los trabajos académicos. Conocernos, en resumen, como sólo podíamos conocernos estando juntos.

Estuvimos juntos y nos conocimos. Te hablé de mi sueños e historias. Me hablaste de tus pasados y proyectos. Compartimos mucho, trabajos y descansos, días, tardes y noches. No miento si digo que empecé a cambiarme en ti, por ti.

Tal vez lo dudes, no deberías. Por poner un ejemplo simple y banal, fue por ti y tu comodidad que empecé a utilizar celular. ¿Lo recuerdas? Mis amigas empezaron a buscarme en tu teléfono cuando sabían que estaba contigo. Todas en su oportunidad y ella, que ya era ausencia pero no me perdonaba la distancia, en repetidas ocasiones.

Fue ella, justamente, una de las muchas sombras que empañaron nuestro estar juntos.


Porque fuimos juntos. Fui por ti y en ti y, espero, fuste por mi y en mi, al menos en parte. Pero había sombras de nuestros pasados y, muy particularmente, de mi presente, que nos impidieron estar juntos por completo.

En parte fueron tus heridas, las cicatrices nunca del todo sanadas que relaciones anteriores te dejaron. En parte fueron mis ocupaciones, el desaparecerme sin aviso por días y semanas.

En parte fue tu familia, el no poderte desligar de lo que te ataba a sus costumbres y cuatro paredes. En parte fueron mis amigas, sí, aquellas que constituyeron casi siempre mi universo particular, que exigían atención cuando me sabían con tigo.

En parte fue tu visión del mundo, ese creer que la realidad se resumía la estrecha visión que un profesor te había dado de ella. En parte fue mi visión del mundo, ese necio creer que la realidad podía y debía ser cambiada, esos trabajos extraños que para cambiar la realidad me alejaban de ti.

En parte fue lo que veías de mi en mis relaciones con otras personas. EN parte las mentiras que a ti y a mi, nos contó quien se decía mi amiga, creyendo que alejándonos nos hacía un favor.

En particular fue ella, que era ausencia, silencio y distancia, pero que me ataba a su lado cuando empezaba a ver que me alejaba, Tanto fue ella, que fue su nombre, dicho en el momento más inoportuno y en la peor de las situaciones, lo que acabó por separarnos definitivamente.


Así acabó todo esto.

Diez meses después del “podrás morder a Inge en el cuello”, te alejaste de mi y me condenaste al silencio. Al final no hablábamos y si el azar o la causalidad nos cruzaban en los pasillos, sólo veía de ti un rostro amargo y la indiferencia.

Al principio no lo comprendí del todo y busqué, sin demasiado esfuerzo, acercarme de nuevo a ti, es decir; recuperarnos. Pero mi atención estaba en otro lado, para qué mentir, mi atención estaba aún en ella.

Así que empecé a resignarme a tu ausencia. Y llegó a mi vida quien siempre había estado en ella, aquella que en su nombre escribía esperanza en cinco letras. Y ocupó de pronto todo mi paisaje, y fue su risa mi amanecer y su mar salado mis noches.

Y así, finalmente, te olvidé.


Hoy ella, cuyo nombre se interpuso siempre entre nosotros, es ausencia, distancia, silencio y olvido. Hoy la esperanza está ausente y no regresará ya a mis días. Hoy asumo la despedida del espíritu de mujer a cuatro letras que fue presencia efímera en mis noches y trató de entender, sin demasiado éxito, a quien es presencia y ausencia intermitente de mis días con nombre de mujer a siete letras.

Hoy me ha dado por pensar en ti y escribirte estos párrafos que no leerás, pera decirte gracias... Y pedirte perdón.

Mario Stalin Rodríguez



P.D. que se autosatisface
Antes de que empiecen a pensar mal (que nos conocemos), permítaseme la aclaración de que me autosatisfago porque Nanny me ha premiado de la mejor forma que se me puede premiar, es decir; invitando a otros a soportar mis normales anormalidades... Chas gracias.

P.d. que anuncia que MikeM’s Site te regala este paquete
Pues eso, que por la misma vía que la anterior postdata, me entero que estoy nominado a recibir un paquete, este paquete para ser precisos... Pero para poder hacerlo debo seguir ciertas reglas (que se detallán acá, porque me da un poco de flojera transcribirlas)... Eso sí, dado que mi política acerca de la retrasmisión de premios es bastante estricta, mucho me temo que me niego un poco a nominar a cinco inocentes para repetir esto... Así que hagamos algo; los cinco primeros comentarios de gente que tenga blog y no haya recibido la misma nominación por otra vía, considérense nominados...

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