jueves, mayo 28, 2009

LA SANTA

Mario Stalin Rodríguez


I

La santa observa desde su nicho el ajetreo de los preparativos, los mayordomos traen y llevan arreglos florares. más tarde la vestirán con su túnica de gala, la bordada en oro, y la moverán de su nicho al lugar desde donde puede ver la plaza de la iglesia y los fuegos artificiales. Todos los años la misma rutina.

La santa se aburre, postrada en su nicho, sólo algunos paseos ocasionales; siempre a visitar otros santos igualmente aburridos y templos igual de monótonos que el suyo. La gente está demasiada hundida en su fe para escuchar a la santa; pareciera que todo el mundo se ha vuelto ciego y sordo, ya nadie oye sus suplicas ni ve sus labios moverse.

Sólo la atosigan con constantes quejas y peticiones; "Que mi marido me abandona", "Ahora sí dejo la bebida, madrecita", "Un solo favor patroncita"... "Patrocita tu abuela y madre la que te parió, que yo no tengo hijos idiotas" grita la santa, pero ya nadie la oye, ni el párroco que a veces viene a oficiar un misa insípida, ni los mayordomos que traen y llevan arreglos florares, "pero quién chingados les dijo que me gustan las flores, con lo alérgica que soy".

La santa entorna los ojos y los ve. “Sí, es a ustedes, muchachos no demasiado viejos, no demasiado guapos, pero sí caras nuevas; nunca los había visto por aquí ¿Por qué no entran y la saluda? Será timidez”.


II

Los ojos voltean de nuevo a las puertas del templo, desde ahí se ve su amada, ya no las muchachas que los atosigan en sueños (pues no hay una que en su sano juicio a ustedes se acerque), sino ella, de belleza eterna y reverenciada. Si tan solo se atrevieran a entrar.

Pero no, demasiada gente deambula por el atrio de la capilla, ¿Por qué no se van y los dejan solos con ella? ¿Por qué no se ocupan de sus asuntos? Sólo ustedes pueden atender las necesidades de su amada y obligarla, por fin, a elegir de entre ustedes al dueño de sus abrazos.

Pero no, la gente sigue poniendo esas horribles flores en su lugar (¿acaso no escuchan sus sonoros estornudos?). No pueden hacer otra cosa que seguir dando vueltas, esperando a que la iglesia quede vacía para hablar, por vez primera, con su amada.


III

Violar la cerradura por la noche es fácil, nada que antes no hayan hecho. Adentro los espera su amada, con sus labios carmín y sus ojos verdes.

La santa los ve entrar; "Vaya pero pareciera que me tenían miedo". Su paso vacilante la desespera así que decide tomar un poco la iniciativa y acercarse.

Pero sus pies no están acostumbrados a caminar, demasiado tiempo ha estado en su altar y sus paso son torpes. Tira arreglos florales y sirios y las altas paredes del recinto magnifican los ruidos hasta volverlos caóticos.

Los pobladores, alertados por el estruendo, entran para encontrarlos, asustados, tendidos en el piso y a la santa en un lugar que no les corresponde. Pronto todo se vuelve confuso, los arrebatan de su lado y los llevan afuera; la santa no comprende todo lo que sucede, grita para que los dejen en paz... Nadie la escucha.

Etiquetas: ,

jueves, mayo 21, 2009

ENTREGA

Seamos sinceros, si no fuera por los recibos de luz y la publicidad, hace mucho tiempo que todos nosotros habríamos perdido el trabajo. No es exageración, la bolsa cada vez tiene menos cartas y más espacio para las piedras.

Caminando a pasos inseguros el cartero se mueve por la calle, se agacha y del jardín, propiedad privada, al lado de la banqueta recoge una piedra; no es muy grande, tampoco se trata de eso, pero es lisa, casi como si fuera de río. De una esquina de la casa sale corriendo y ladrando un labrador de dimensiones imponentes.

Maldito perro, ni creas que las desperdiciaré en ti; nada más ponte a tiro y te arranco la quijada de una patada.
El canino no llega demasiado lejos, una cadena retiene su carrera, el cartero suspira aliviado; ninguna piedra debió salir de su bolsa para salvar su integridad física.
Continúa por la calle y rebusca en la mochila que de su hombro cuelga; un sobre algo empolvado por las piedras surge de la abertura. El cartero se detiene frente a la dirección del destinatario.

Doña Lucrecia, siempre recibiendo cartas de sus hijos. Creo que le instalaron el teléfono, pero ella se negaba a contestarlo. Por eso le compraron la computadora y le instalaron la RED, pero ella la tiene arrumbada, cubierta de carpetitas, de esas que tan bonito teje. Doña Lucrecia, tanto le alegra recibir cartas de sus hijos.

Toma la vereda que tantas otras veces a recorrido. Tocaría al timbre, pero recuerda que la dueña de la casa finge no escucharlo; tiene que tocar con todas sus fuerzas a la puerta, para que la casi sorda Doña Lucrecia abra.
Como otras veces es invitado a pasar. Como otras veces espera en la sala mientras su anfitriona parte los limones y los exprime a mano en la jarra, teniendo un exprimidor y millares de esencias en la alacena. Mientras la espera dura, recorre como tantas veces la habitación con la mirada: Ahí está el teléfono, aparato negro, olvidado y sin utilizar; ahí está la computadora, llena de carpetitas, sobre la pantalla, el teclado, el CPU, la impresora, el scanner, el quemador.
Hace años que el cartero no lleva prisa en su recorrido, total; la maleta está más llena de piedras que de cartas. Así, puede esperar a que la excéntrica prepare el agua de limón y quedarse a platicar un rato con ella, hay Doña Lucrecia, tanto le gusta platicar con ese recuerdo de otros tiempos que es él.
Cuando por fin sale, hora y media después, tropieza con un pedrusco inesperado en la vereda.

Pero que idiota soy, ¿cómo deje pasar este hermosura hace rato?

Se da cuenta de su edad, 40 años de servicio no pasan en balde; la espalda le duele al doblarse, las manos se niegan a cargar el peso del pedrusco.
Con todo es un buen ejemplar; áspero y duro, piedra volcánica, es verdaderamente sorprendente que no lo haya visto cuando pasó, hace rato, por el mismo lugar. Abre la mochila y deposita en ella la nueva carga, al mismo tiempo revisa si hay más cartas; nada, solo publicidad, sus destinatarios le agradecerán si no se las entrega. Puede terminar por hoy.
Afuera de su casa se divisa esa montaña que crece cada día. Hay de todo ahí: tierra compactada, piedra caliza, onix, cuarzo, obsidiana, mármol, piedra volcánica, rocas de río, piedra pomex, cemento, pedazos de pavimento, tabiques, ladrillo, etc, etc, etc.
Con trabajo vacía el contenido de su mochila en su más grande obra, recoge la publicidad y la guarda en su bolsillo. Una vez instalado en un sillón de su sala abre los sobre y lee los anuncios.

Mario Stalin Rodríguez

Etiquetas: ,

jueves, mayo 14, 2009

A TRAVÉS DE LA VENTANA

-¿Quieres pasar?- Preguntó ella.

-Quiero-, dijo él-, pero no lo haré.


La descubrió en una noche de hambre saciada. Volvía flotando y la vio... Se preparaba para dormir. Distraída, tarareando una canción, se despojaba de sus ropas de calle, la dejaba tiradas, desordenas, por todo el piso de su habitación. Desnuda, tarareando, se dirigía a la cama, se vestía con una pijama demasiado infantil.

De pronto, un escalofrío, como si alguien le mirara recorriendo su espalda de arriba para abajo. Volteó hacia su ventana, pero no le vio; sólo había niebla.


Las muertes empezaron a se noticia, alguien entraba a las casa de los poderosos y los mataba, dejándolos sin sangre como parte de algún ritual enfermo. La primer víctima había sido un banquero, le siguieron políticos y empresarios. Al principio se intentó acallar la noticia, atribuyendo las muertes a una epidemia extraña, pero pronto los cuerpos fueron demasiados para ocultarlos.

La policía se encontraba perpleja, nadie había visto al asesino de las noches de niebla y las cámaras que muchas potenciales víctimas habían instalado no registraban su presencia.


Regresaba a ella. Siempre a través de la ventan fue aprendiendo sus costumbres. A veces se quedaba hasta muy tarde frente a la computadora, jugando, platicando o haciendo tarea, mientras tarareaba alguna canción infantil. La miraba repetir su rutina, incorporarse de la computadora, desnudarse completamente, dirigirse así hasta la cama y vestirse con pijamas infantiles.

Poco a poco fue aprendiéndola, su piel pálida, su cabello oscuro, sus ojos grandes y redondos, el vello fino que le cubría la piel del pecho y la espalda. Así nació y creció su deseo.


Con el refinamiento y las riquezas adquiridas a través de los siglos, le era fácil ganarse la confianza de los poderosos; presentarse como un posible cliente, hacerse pasar por alguien de similares intereses, fingirse su amigo, ser invitado con gusto a sus oficinas, clubes y mansiones.

Se alimentaba de los poderosos, el conocimiento y la experiencia adquirida a través de los siglos le habían enseñado que eran ellos los verdaderos monstruos.


A veces ella notaba su presencia, sentía un escalofrío que le recorría la espalda a partir de la nuca, entonces miraba hacia la ventana, pero sólo había sombras, alguna vez un animal nocturno que volaba hacia la luna o un aullido lejano... Así fue hasta la noche en que lo descubrió.

Un ruido inesperado le hizo voltear y lo vio a través de la ventana, su piel pálida, los ojos claros y profundos, el pelo largo y quebrado... Observándola.


Era viejo, demasiado. No recordaba su vida antes del hambre, pero sabía que una noche en que se preparaba para dormir había descubierto a la mujer en su ventana, pálida, con el cabello rojo ondeando al viento. Recordaba el deseo por los labios rosas.

No recordaba su vida antes del hambre, pero sabía que una noche abrió su ventana e invitó a la mujer a pasar.


No le tenía miedo y pronto se acostumbro a su presencia. Durante varias noches permanecieron así, mirándose a través de la ventana, en comunicación silenciosa. Entonces, una noche, ella se incorporó de su silla y se denudó lentamente mientras se acercaba a la ventana...

-¿Quieres pasar?- Preguntó

-Quiero-, dijo él-, pero no lo haré.

Ella abrió la ventana y, sacando su torso desnudo a la noche, le abrazó...


Mario Stalin Rodríguez

Etiquetas: , ,

sábado, mayo 09, 2009

Interrupción momentanea...

Pues si hay que tetear... Teteamos y punto.

Aquí abajo seguimos con asuntos más serios...

Etiquetas: , ,

miércoles, mayo 06, 2009

NOTICIAS DEL ENCIERRO

Reflexiones mínimas desde la cuarentena

Finalmente, al momento de escribir estas líneas, la ciudad de México empieza a regresar, lentamente, a su caos cotidiano. Poco a poco la gente vuelve a las calles que nunca abandonó del todo, a sus plazas y restaurantes, a sus trabajos y cotidianidades. Poco a poco los días del terror pasan a volverse parte del anecdotario nacional.
Terror es la palabra clave en este punto...

No se trata del absurdo conspiracionismo que mostró su irreflexivo rostro desde los primeros días de la emergencia sanitaria, no es el creer en la mano oscura del gran capital o de los grupos clandestinos tras el brote atípico de influenza. No, se trata sí, de una emergencia real y de la forma en que ésta fue manejada.
La existencia del H1N1 es innegable, como innegable es que, conforme los avances en la salubridad y forma de vida modernas sigan limitando o eliminando las viejas causas de mortandad, nuevas e inesperadas enfermedades seguirán surgiendo.
Lo que puede y debe ser cuestionado es la forma en que estos nuevos padecimientos son abordados. Desde el principio, la administración calderonista se preocupó mucho más por difundir los peligros reales o exagerados de la enfermedad que en explicar su naturaleza.
Cientos de muertes y millares de contagios fueron los números oficiales y la mayor parte de los medios de comunicación, principalmente los electrónicos, se dedicaron a difundir estas cifras sin contrastarlas con, por ejemplo, la mortandad real de enfermedades respiratorias normales en años pasados.
Cientos de muertes y millares de contagios. Hoy sabemos que sólo unos pocos, por abajo del medio centenar, realmente murieron de un cuadro agravado de infección por el nuevo virus... Estas muertes, además, responden mucho más a una inadecuada diagnosis y un tardío tratamiento que a la evolución real de la enfermedad.
De los contagios que siempre fueron manejados en miles, sólo por arriba de 300 resultaron reales y de ellos la gran mayoría respondieron favorablemente al tratamiento dentro de las primeras 72 horas, es decir; más del 70% de los casos no requirió hospitalización.

La emergencia ha pasado, la ciudad y el país lentamente vuelven a su caos habitual. No así la cortina de humo que sobre la realidad tendieron el poder y sus voceros. No nos extrañemos ni llamemos con ello a la teoría de la conspiración, no será la primera vez que el poder aproveche una emergencia real para tapar sus propias ineptitudes y/o elevar su decaída imagen.
Así actuó la administración de Miguel de la Madrid en el terremoto de 1985, del miedo se nutrió la campaña de Ernesto Zedillo en 1994, miedo y terror fueron utilizados durante las dos administraciones de Bush en Estado Unidos para alejar las miradas del desastre económico que se avecinaba. Similar estrategia pretendió utilizar Aznar tras los atentados del 11 de Marzo en Madrid.
Así, la fallida guerra contra el narcotráfico sigue cobrando su cuota de sangre cotidiana, las reformas a las leyes laborales y de seguridad social pretenden, aún, limitar los ya de por si magros derechos ciudadanos. La crisis económica se agrava y las estrategias oficiales parecen mucho más destinadas a asegurarla que a detenerla.
Pero nada de ello importa en el discurso del poder y sus voceros, la cortina de humo que anteriormente recibió el nombre de Influenza humana, hoy es el inhumano e injustificado trato que los mexicanos recibieron en el extranjero a raíz de la epidemia, en una reacción injustificada, pero comprensible, de los gobiernos de otros países al terror que el propio Calderon se encargó de propagar.

Mario Stalin Rodríguez

P.D. que agradece
Pues eso, amor, MIL GRACIAS por todo... Por esto y por lo que para mi eres.

P.D. que anuncia interrupciones

Este Viernes 9 de Mayo a alguna hora interrumpiremos la programasión para celebrar el RCTG day... Y es que si hay que tetear, pues se tetea y punto.

Etiquetas: ,