Hun-Huampu e Ixbalanque ataviados como jugadores del Juego de Pelota
Obviamente, ante la diversidad de pueblos mayas existe también una multitud de mitos de origen y de dioses, la mayor parte de ellas, lamentablemente, se conocen fragmentadas o bien sólo por indicios. De las pocas conocidas, la más famosa es la del pueblo maya quiche, trascrita en el Popol Vuh.
Cuando los dioses nacieron se reunieron y tomaron acuerdos, decidieron crear el mundo y para tener quien les adorara y diera ofrendas, lo poblaron con las plantas y los animales. Pero ni las unas ni los otros tenían inteligencia y no adoraban a los dioses.
Reunidos nuevamente, los dioses crearon al hombre; para que fuera fuerte le dieron de metal y para que fuera bello, una piel de oro. Pero el hombre brillante descubrió su reflejo en el agua y se enamoró de su propia belleza.
Se volvió soberbio y engreído y se creyó igual a los dioses. Éstos se enojaron y mandaron el fuego y la tormenta y acabaron con los hombres de metal, de su paso por la tierra no quedó ninguna huella.
Crearon los dioses a los hombres de tierra, ellos adoraban a los dioses y, concientes de su humilde origen, les respetan y obedecían, sin embargo; se deshacían con la lluvia.
E hicieron los dioses a los hombres de madera. Crecieron y prosperaron en los bosques, pero no respetaban a los dioses ni les hacían ofrendas; despreocupados jugaban todo el día en los altos árboles, sin sembrar la tierra, sin construir templos. Los dioses mandaron una gran inundación para ahogar a los hombres de madera, pero éstos se subieron a los árboles más altos y finalmente se transformaron en simios.
Fue entonces que el dios de la tierra habló con sus hermanos; “en mis suelos crece el maíz”, les dijo; “si a su semilla la mueles, puedes hacer la masa y a la masa darle forma”. Así crearon los dioses a los hombres de maíz.
EN dialecto quiche, la palabra “maya” significa, de hecho, “Hombres de Maíz”. Se llaman a sí mismo “los hombres verdaderos”, “el pueblo de los murciélago”; “los que en la noche andan”. Porque cuando fueron creados la noche era eterna; no había sol ni luna, mucho menos estrellas en el cielo.
Ahí estaban los hombres de maíz, adorando a los dioses y víctimas del frío intenso. Dos gemelos, Hun Hunanpu e Ixbalanque, sabían que eso no estaba bien. Porque serán los hombres y no los dioses, decían, quienes construirán la grandeza del mañana.
Así subieron los gemelos al cielo y robaron el fuego a los dioses para regalárselo a los hombres. Los dioses se enojaron y castigaron a los gemelos.
Dos clases de dioses había sobre la tierra, aquellos que moraban en el cielo y los de la ciudad de Chibalba. A manera de castigo, los dioses del cielo mandaron a los gemelos a luchar contra los de Chibalba. Y fueron los gemelos y pelearon valientemente, pero fueron derrotados y muertos por los 400 dioses de la ciudad.
Pero los gemelos revivieron y volvieron a la lucha. Nuevamente fueron derrotados y muertos. Para que no revivieran, los dioses les cortaron la cabeza; tiraron los cuerpos al río para que fueran devorados por los peces y sepultaron las cabezas a los píes de una seiba.
Las cabezas de los gemelos treparon por el tronco y se colgaron de una rama, disfrazándose de calabaza. Cuando una doncella pasaba por ahí le hablaron. Le ofrecieron transformarla en una diosa, para ello la mujer debía estirar sus manos hacia la calabaza, cuando así lo hizo, el fruto le escupió un líquido blanco y apestoso.
La doncella, llena de asco, se limpio las manos contra su falda, quedando así preñada… Los gemelos, padres de sí mismos, nacieron nuevamente adultos.
Hijos de su propia semilla, los gemelos se disfrazaron de actores ambulantes y se presentaron en la ciudad de Chibalba, representando una obra al final de la cual uno de ellos le cortaba la cabeza al otro, para después volverla a unir al cuerpo, dejándolo como si nada hubiera ocurrido.
Pidieron voluntarios para repetir el truco y los 400 dioses se ofrecieron, uno a uno les cortaron las cabezas. Cuando hubieron terminado, las testas de los dioses les pidieron que las volvieran a unir con los cuerpos, pero los gemelos sepultaron estos en la tierra, formando las montañas y colgaron las cabezas del cielo, formando las 400 estrellas.
Tomaron los gemelos un acuerdo, había también que derrotar a los dioses del cielo, puesto no estaba bien que esclavizaran a los hombres con sus caprichos. Así retaron Hun Hunampu e Ixbalanque a los dioses a un juego de pelota.
Cuando los mayas jugaban a la pelota, no lo hacían para sacrificar prisioneros de guerra, lo hacían para escenificar el enfrentamiento de los gemelos contra los dioses. Un juego importante, decían los mayas, pues éste seguía desarrollándose; el sol y la luna eran los gemelos jugando contra los dioses, terremotos, incendios, inundaciones, los desastres naturales eran parte del juego.
Un juego importante, pues en él se había apostado el destino de la humanidad; si los dioses ganaran, el destino de los hombres sería ser por siempre sus esclavos. Pero si los gemelos ganaban, el hombre sería libre para construir el mañana.
Así veían los mayas el inicio de nuestro mundo. Una historia importante para comprender, al menos en parte a una de las culturas que aún hoy sigue entre nosotros.
En la actualidad existen 29 pueblos mayas en la región de la Península y Centroamérica, 11 de ellos en México, principalmente distribuidos en los estados de Chiapas, Yucatán, Campeche y Quintana Roo.
Conocer a los mayas, entonces, es en parte conocernos a nosotros mismos; nuestro pasado y presente. Decían los mayas, sólo quien se conoce, puede construir el mañana.
Mario Stalin Rodríguez
Asesor Educativo
Museo Nacional de Antropología
México
P.D. que presume por partida doble
Primero lo primero... Entre el Sr. Jardinero del Kaos, la Srta. Glown Naif y un servidor, hemos perpetrado esto:
Y hablando de eso, la misma Glown Naif, antes de retirarse lamentablemente de esta lindes interneteras (una lástima, si me preguntan, que su blog era uno de esos que me gustaba visitar con frecuencia), bueno, pues que ella MUY amablemente me ha enseñado sus chibis... Nomás por presumir.
*próximamente
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