jueves, agosto 09, 2012

GLORIA OLÍMPICA


los dueños del balón

Con perdón del perogullo, pero parece necesario recordar en estos tiempos que la gloria deportiva tiene un nombre específico; cortina de humo.
                No se trata de hacer eco de teorías conspiracionistas, según las cuales, mucho más que la destreza deportiva, la selección mexicana de fútbol en las olimpiadas de Londres, llegó a la final por los intereses del grupo hegemónico. Pues ello sería suponer que no sólo a las autoridades deportivas, de poca o nula confiabilidad, sino a todos los equipos contra los que el seleccionado nacional se enfrentó, aceptaron tarjetas Monex o Soriana por sobre las recompensas que en sus respectivos países podrían haber obtenido con un mejor resultado.
                Así, aceptemos de momento que la presencia de los futbolistas mexicanos en la final olímpica es legítima, celebrable por el desempeño del equipo, pero, en primer y última instancia, poco importante y lo absoluto trascendente.
                No se trata de que la afición hacia un determinado equipo o disciplina deportiva, nos transforme en automático y per se en trogloditas irracionales, fácilmente manipulables... Se trata, más bien, de que los dueños del balón han vendido y propagado esa imagen del aficionado, exacerbando las dinámicas más negativas de la masa: Una multitud, dicta la sociología clásica, es tan inteligente como es el más imbécil de sus integrantes.
                No se me malinterprete, no se trata en estos párrafos de criticar al fútbol como disciplina deportiva ni a la afición a éste o a un equipo en determinado circuito, como comportamiento social válido. Se trata de señalar los intereses que detrás de todo logro de un equipo profesional o seleccionado nacional, medran y crecen.
                El Fútbol profesional es un negocio, sus resultados son marcados por la lógica económica mucho más que el desempeño de los jugadores en la cancha, el triste ejemplo de la liga italiana es sólo el paradigmático botón de muestra, en una situación que en distintos gradiantes se repite a lo largo de todo el orbe.
                Si las ligas nacionales son un negocio, ¿qué argumento válido existe para dudar que los torneos internacionales cumplen con las mismas dinámicas?
                De nuevo, no se pretende restar méritos merecidos para el seleccionado nacional, ni minimizar el logro de llegar a una final olímpica, independientemente del resultado de ésta. Se trata, sí, de señalar los peligros inherentes a dar a este hecho una mayor importancia de la que realmente tiene.
                No es necesario remontarnos demasiado para encontrar ejemplos de lo dicho. Este mismo año, mientras los españoles se encontraban pendientes del resultado de su selección de fútbol, los secretarios de Estado anunciaban recortes presupuestales a la sanidad, la educación y otros rubros del gasto social, además de un aumento al IVA... Pero España se coronó campeón de Europa.
                En nuestro caso, baste recordar que, en 2009, mientras los medios se ocupaban de los logros del seleccionado nacional, el ocupante de los Pinos aprovechaba para desaparecer Luz y Fuerza del Centro, condenando al desempleo a más de 40,000 agremiados del Sindicato Mexicano de Electricistas... No fue la primera vez que el deporte era usado por el régimen como cortina humo para tapar problemas sociales.
                Dados los antecedentes, no es arriesgado suponer que la final olímpica de fútbol será aprovechada por el grupo hegemónico para validar las pasadas elecciones presidenciales, marcadas como nunca antes por la traición a la voluntad popular y la coacción y compra descarada de votos... Dados los antecedentes, no es arriesgado suponer que la euforia fubolera, será aprovechada por los dueños del balón para imponer a su títere en la presidencia de México.
                Con perdón del perogullo, pero es menester, entonces, dar a a cada cosa su justa dimensión y recordar que más allá de los noventa minutos, lo que se juega en esta final, es el destino de México como nación durante las próximas décadas.

Mario Stalin Rodríguez

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1 Comments:

Blogger Duquesa de Katmandu said...

Coincido. Nada nuevo bajo el sol.
beso

8:44 a.m.  

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