miércoles, diciembre 18, 2013

ANORMALIDAD

Para mi hermana, Nora Adela Cuéllar Salinas
que un día me preguntó ¿qué es la locura?

Locura.
El Quijote se lanza contra los molinos de viento, él dice que son gigantes. Dice la gente que estaba loco.

Locura.
            El rey expulsó a la bruja del reino. En venganza ella envenenó el agua del pozo, quien la bebiera se volvería loco... El pueblo enloqueció, todos menos el Rey que tenía su propio pozo para uso personal.
            El reino está preocupado; el rey no usa pollos crudos en la cabeza, el rey no cambia la ortografía aleatoriamente cuando escribe. El reino está preocupado; el rey se ha vuelto loco.

Locura.
            Sobre la población indefensa de Hiroshima, un día de agosto, un átomo se rompe y la muerte estalla. Más de un millón de personas mueren en un parpadeo, la mayoría de los sobrevivientes enfrentarán la lenta y dolorosa muerte del envenenamiento radioactivo.
            El ataque sobre la población indefensa de un país militarmente derrotado fue ordenado por Rossvelt, dice la gente que fue un gran estadista.

Locura.
            Santiago de Chile, 1973. El estadio de Fútbol es un campo de concentración, en él son retenidos los opositores, los izquierdistas, los anarquistas, los pacifistas, los distintos. A Victor Jara le cortan las manos y la lengua, las violaciones tumultuarias por parte de los militares se suceden con fatal frecuencia. Los hombres son arrojados al mar desde helicópteros.
            Todo fue ordenado por el usurpador Pinochet... Aún hoy, en Chile, hay quien dice que era necesario.

Locura.
            Pedro nunca ha hecho daño a nadie, al menos que se considere el aroma corporal como agresión. Camina por las calles discutiendo con nadie en particular, empuja una carreola con sus tesoros; el pañuelo que una mujer tiró descuidadamente, el dulce que un niño le regaló, el suéter que la joven se quitó una fría tarde de invierno y le regaló, una corcholata que brilla como estrella si la ves desde el ángulo adecuado.
            La gente le mira pasar y lo evita frunciendo el seño, saben que está loco.

Locura.
            Don Joaquín es un hombre respetable. Cada mañana a las siete exactas toca el marco del espejo de su cuarto 12 veces contadas. Cada tarde a las cinco exactas, independientemente de donde esté, recita el versículo 12 de San Mateo. Cada noche a las nueve exactas hace el amor con su esposa.
            Don Joaquín es un hombre respetable, dice la gente que es un poco excéntrico.


Mario Stalin Rodríguez

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