jueves, marzo 31, 2016

LABORES DE PARTO 02

Con la creación de la Secretaría de Cultura, queda escrito, los trabajadores de las instituciones absorbidas por la nueva dependencia se vieron, de pronto, sumergidos en una laguna legal en cuanto a sus derechos sindicales; aunque tenían representaciones sindicales formalmente reconocidas, éstas no podían seguir perteneciendo (así fuera únicamente por membrete) al SNTE.
            Tocaba entonces, también queda escrito, que los trabajadores buscarán nuevas formas de organización sindical, lejos, por vez primera, de los oscuros manejos que caracterizaban (y caracterizan) al sindicato de educación.

Obviamente no se trataba de una tarea fácil.
            Si bien es cierto que desde el principio era evidente para no pocos actores que convenía formar una única organización sindical que representara a todos los trabajadores de la naciente secretaría, el asunto era el cómo lograr esta unión y de qué tiempos se disponía para lograrla.
            El punto no era sencillo, a la dependencia llegaban trabajadores regidos por al menos tres relaciones laborales distintas y acuerdos muy diversos con las autoridades de cada una de las instituciones.
            En términos generales, la mayoría de estas instituciones se regían por las Condiciones Generales de Trabajo de la SEP. En números reales, estas instituciones tenían un número limitado de trabajadores de base que, en pocos casos, a penas se podrían contar en algunos cientos y, en la mayoría, algunas decenas.
            Sus condiciones de trabajo podrían ser (y seguramente serían) replanteadas por las autoridades de la Secretaría de Cultura, ya que las anteriores regían para Educación Pública y es potestad de la administración de cada secretaría de Estado establecer su propia reglamentación laboral.
            Por otro lado, los trabajadores del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) se rigen por condiciones de trabajo marcadas en el decreto de creación de éste (1946). Si bien comparten muchas disposiciones con el anterior caso, esta particularidad le permitió a las representaciones sindicales del instituto negociar una serie de prestaciones por completo ajenas a las de las dependencias antes tratadas.
            Renegociar estas condiciones implicaría no sólo un acto administrativo de la Secretaría de Cultura, sino la modificación del Decreto de Creación en el ámbito legislativo. Lo cual, justo es reconocerlo, no implicaría un mayor obstáculo, ya que bastaría con la aprobación de la mayoría simple de ambas cámaras para lograrlo, en un país donde, en la actual y anterior legislaturas, toda iniciativa del ejecutivo ha pasado prácticamente sin modificación alguna.
            Finalmente, la relación laboral del Instituto Nacional de Antropología e Historia se rige por unas Condiciones Generales de Trabajo sustentadas en su Ley Orgánica (1939), supeditada ésta a la Ley Federal Sobre Zonas y Monumentos Arqueológicos, Artístico e Históricos (1998). Éstas son firmada a cuatro partes por las autoridades del instituto y las tres representaciones sindicales gremiales (académicos e investigadores, arquitectos y trabajadores administrativos, técnicos y manuales).
            Ello se traduce en condiciones laborales y prestaciones socioeconómicas por completo distintas a los dos casos anteriormente abordados, lo que incluye un tabulador escalafonario propio y la equiparación de sus salarios no con el resto de la Secretaría de Educación Pública, sino con instituciones de educación superior como la UNAM o el IPN.
            Renegociarlas implicaría un proceso legislativo distinto al del caso del INBA, pues se trataría de modificaciones a una ley federal. Aunque, también es necesario reconocerlo, el panorama en las cámaras sigue siendo el mismo.

Todo ello sólo en lo que se refiere a las relaciones laborales, otro punto de divergencia lo marcaban, por supuesto, las prácticas sindicales que caracterizaban a cada institución…


Mario Stalin Rodríguez

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miércoles, marzo 23, 2016

Me van a disculpar...

Pero ando en eso de ser feliz junto a quien me hace feliz... Así que témome que toca poner otra vez el cartelito de marras:

Pero, en Subcultura andamos en la semana porno, y andaré publicando dibujos diarios de aquí al Domingo, por si quieren darse una vuelta.

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miércoles, marzo 16, 2016

LABORES DE PARTO 01

Obviamente es demasiado pronto para saber cómo continuará todo esto; al fin y al cabo sólo estamos viendo el principio. Excusándome por el símil, si habláramos de un infante, el parto ni siquiera ha terminado.
            Pero, aunque esto recién empiece, como todo parto, tiene su historia detrás.

Tal vez todo empezó en Septiembre del año pasado, cuando, en el marco de su tercer informe de gobierno, Enrique Peña Nieto anunció la creación de la Secretaría de Cultura.
            Tal vez un poco antes, con el sistemático ahorcamiento presupuestal que ésta y las pasadas administraciones habían aplicado al sector cultural... Como si buscaran debilitar las instituciones culturales estatales, a fin de abrir la puerta a la iniciativa privada para la administración de los bienes culturales y el patrimonio histórico del país.
            Tal vez un poco después, cuando en Diciembre pasado se publicó el decreto de creación de la secretaría, sin una ley reglamentaría o si quiera presupuesto para su funcionamiento, más allá del que depredará de las instituciones culturales que absorbe.

Al margen de lo cuestionable que, en materia de política cultural, resultaba el decreto de creación y el funcionario nombrado para encabezar la naciente secretaría, una de las primeras consecuencias fue la indefensión en la que, de un día para otro, se encontraban los trabajadores absorbidos por ésta.
            La mayor parte de las instituciones que pasaron a la administración o como organismos desconcentrados de la Secretaría de Cultura, habían pertenecido a la Secretaría de Educación Pública y, por tanto, las organizaciones gremiales de sus trabajadores al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.
            No era, obviamente, una relación fácil. Hablamos de organizaciones gremiales que intentaron, desde sus orígenes, establecer una vida sindical democrática... Y, si algo ha caracterizado al SNTE históricamente, es precisamente su aversión a todo aquello que huela a democracia.
            No, no era una relación fácil, pero en distintos gradiantes, buena parte de las organizaciones gremiales del sector cultural habían logrado conquistar una relativa independencia de acción y, al menos en un caso, económica.
            El SNTE era, en algunos casos, una especie de sombrilla que las organizaciones podían decidir utilizar para guarecerse de ciertas tormentas o como bastón al andar... Y, como toda sombrilla, también era un estorbo para caminar libremente.
            De un día para otro, la sombrilla desapareció...

Según un criterio legal aprobado por la judicatura en materia laboral, un mismo sindicato no puede representar a gremios de distintas secretarías de Estado. Por tanto, el SNTE, que representa a los trabajadores de la SEP, no podría representar a los trabajadores de la Secretaría de Cultura.
            Si bien hubo un acuerdo entre las autoridades de la naciente dependencia y el dirigencia del sindicato, para que éste siguiera representando a los trabajadores en tanto no existiera una organización sindical de la secretaría, se entendía que esto era meramente temporal y no garantizaba, en lo absoluto, el respeto a los derechos laborales y adquiridos.
            Tocaba, entonces, a los trabajadores el ir pensando en nuevas formas de organización y figuras de representación para la defensa de sus legítimas conquistas...


Mario Stalin Rodríguez

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jueves, marzo 10, 2016

Sólo han pasado tres semanas desde que regresé, pero...

Sí, efectivamente
La vida sigue complicada por cosas como ésta:
Y toca atenderlas... La próxima semana, pasado lo aquí anunciado, retomaremos la anormal normalidad de estos bites.

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miércoles, marzo 02, 2016

La Otra versión 24 (otros tres meses después)

Contra todo lo esperado y sólo 3 meses después, las próximas 10 páginas de esta historia... Sí, ya sé; normalmente tardarse 3 meses en dibujar 10 páginas no se consideraría un logro, pero ha como ha sido mi vida últimamente por los asuntos síndico-laborales, haber sacado tiempo para dibujar al menos esto es casi que un milagro...
Pero  bueno, eso, que ya estamos aquí y aquí están las páginas.
Recuérdese que esta historia viene de todos los capítulos que pueden ser vistos uno a uno, acá.
Y bueno, todo esto continuará... Alguna vez... No sé cuando... Pero continuará, eso seguro.

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